Os traigo un interesante artículo de la escritora y amiga, Rosa López Casero, y que ha publicado el periódico Extremadura. Rosa, como solo ella sabe hacer, nos mezcla realidad con libros y sueños o lo que es lo mismo, sueños con libros y realidad. Aunque hay tormenta de verano (Fer Alcalá), también hay paraísos posibles (Pilar Galán).
Os recomiendo su lectura.
SUEÑOS EN LA FERIA DEL LIBRO, POR ROSA LÓPEZ CASERO
Cuando los tiempos están más revueltos que nunca, que nos van a prohibir
caer enfermos bajo pena de pagar varios euros al día, cuando seguro que
detrás irá el pago por la educación infantil, primaria y secundaria,
además de cotizar por pasar por las autovías, habrá que pagar peaje por
respirar, entrar en los parques o pasear por las aceras; todo esto con
el buen propósito, alegarán, de sacar a España de la tremenda crisis en
la que los que nunca la sufrirán, nos han metido.
Pero no todo son malas nuevas. Ante lo material, tenemos lo inmaterial
para soñar y ayudar a evadirnos de esta pesadilla diaria. Me refiero a
los escritores, los libros y libreros. Ellos lo hacen posible; así,
aunque Fernando Alcalá nos meta en una Tormenta de verano, Pilar Galán
nos asegura que hay Paraísos posibles, Juan Ramón Santos nos dice que no
son Palabras menores, lo que corrobora el Querido Dostoievski de Fran
Rodríguez Criado, mientras Gabás cuenta que pueden resistir Palmeras en
la nieve, en un Tiempo de arena de la planetarizada Inma Chacón.
Y la polifacética Rosa Lencero diserta sobre la dicotomía era Gutenberg y
digital, buscando soluciones al arte de los sueños porque, cuando te
sumerges en las páginas de un libro, la magia de las letras y las
estrategias del escritor te transportan a esos mundos, lejanos o
cercanos, posibles mientras los lees.
Esta Feria del libro de Cáceres ha lanzado publicaciones de multitud de
autores extremeños: Víctor Manuel, Victoria, Vicente, César y muchos
más, y eso es bueno porque demuestra que, a pesar de los tiempos que
corren, contribuye la fantasía de escritores, que invierten meses y años
de su existencia; la apuesta de editores con el temor de que la
inversión no aporte beneficios; el riesgo de los libreros por adquirir
ejemplares, montar los puestos, cargar con cajas y cajas de libros hasta
las casetas, permanecer allí todos los días, aunque el esfuerzo no
compense. La Feria del libro no decae, al contrario, parece que
asistimos a tiempos de pujanza. Y eso es bueno para las letras, para los
ciudadanos y para Extremadura.
PUBLICADO EN EL PERIÓDICO EXTREMADURA EL SÁBADO,5 DE MAYO DE 2012
Link del artículo: cinco a las cinco
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