miércoles, 21 de abril de 2021

Lo que descubrimos cuando leemos. Libros: La vida a ratos y Diarios 1984-1989. Autores: Juan José Millás y Sándor Márai


No hay nada como la lectura. Cuando yo les decía a mis alumnos que el mejor viaje te lo proporciona un libro o el mejor amigo o la mejor aventura, no les mentía. No hay más que leer un libro para comprobarlo. Aunque no todos los libros cumplen las mismas expectativas, siempre estará vigente eso de que un libro te abre muchas puertas. Hace poco leí La vida a ratos, de Juan José MillásUna lectura feliz, para gente inteligente y con sentido del humor. Un viaje imaginativo y algo neurótico, en forma de diario, de falso diario porque no se trata de una autobiografía, aunque tiene muchos destellos de realidad. Un libro que invita a la reflexión, divertido y surrealista a ratos, que retrata la vida cotidiana y entreteje historias con las que uno puede sentirse identificado. Confieso que desde que leí El mundoMillás me atrapó y soy adicta a sus libros. La vida a ratos también me ha cautivado.

Pues bien, Millás cita en su novela varios libros, entre ellos Los diarios del escritor húngaro Sándor Márai, que abarcan los últimos años de su vida, desde 1984 a 1989. Millás dijo de este libro, en una entrevista, que era uno de los mejores libros que había leído en los últimos diez años. No puedo estar más de acuerdo con él. Después de leer su Vida a ratos, me bebí los diarios de Sándor Márai. Un libro que no me ha dejado indiferente. Una lectura de la que no sales indemne. Uno de los mejores libros que he leído yo también o, al menos, uno de los que más me han marcado. Es un escritor excepcional y el libro también lo es. Excepcional y necesario. Se cumplen más de 30 años de su muerte, se pegó un tiro en la cabeza después de anunciarlo en su diario. Márai se suicidó al final de este diario (21 de febrero de 1989): “No tengo planes de suicidio, pero...”. Se quitó la vida por el temor de acabar en las manos impasibles del negocio médico de Estados Unidos, como él mismo dejó dicho en sus diarios: “no caer en manos de estos, escapar. La medicina deshumanizada, la industria”. Y porque conocía esa sensación de primera mano. Lo había vivido con su esposa Lola, que estuvo ingresada un tiempo (facturas desorbitadas) y a la que visitaba a diario, viendo cómo se iba apagando, sin remedio. Y porque la soledad y la tristeza eran una constante, después de su muerte. ¡Qué lento muero!, repetiría después Márai en sus diarios, transcribiendo las palabras de su amada Lola en el lecho de muerte. 

Aunque los diarios de Sándor Márai, hablan de muchas más cosas, no solo de la muerte. Escribe algunas reflexiones en torno a lecturas de libros y sobre todo de revistas y de poesía. Para Márai la lengua era la patria por eso se mantuvo siempre fiel al húngaro y, pese a ser políglota, se daba el placer de leer todo lo que podía en su lengua.

En estos diarios también encontramos expuesta su postura política: toma distancia tanto del fascismo como del comunismo, dado que los dos le resultan igual de repugnantes. El nazismo le tocó personalmente, ya que Lola era judía y el suegro de Márai murió en un campo de concentración. 


La última entrada del escritor está  anotada a mano en estos diarios. Después escribió una carta a su editor en la que decía que no podía más, que la debilidad no desaparecía y que, de seguir así, tendrían que ingresarlo, algo que él deseaba evitar. 

Esta última entrada rezuma dignidad y lucidez:


15 de enero de 1989
Estoy esperando el llamamiento a filas; no me doy prisa, pero tampoco quiero aplazar nada por culpa de mis dudas. Ha llegado la hora. 


La obra de Sándor Márai, que estuvo prohibida en su país, Hungria (país del que tuvo que exiliarse junto con su esposa), fue recuperada a comienzos del siglo XXI en España, por la editorial Salamandra. Ya tengo preparado el segundo libro que leeré de Marái: Confesiones de un burgués, al que seguirá su novela La herencia de Eszter y por supuesto El último encuentro, un suma y sigue de lecturas, pequeñas joyas intensas y necesarias. 


Sándor Marái, también en sus diarios, como hiciera Millás, cita varios libros y autores muy interesantes, como el historiador británico Gibbon o el novelista polaco Joseph Conrad, que adoptó el inglés como lengua literaria (La flecha de oro), entre ellos. También se encuentran los poetas Kassák, Gyula Juhász y Zoltán Somlyó, tres poetas excelentes, tres curiosidades del bestiario húngaro. Así como el poeta Mihály Babits (que fue el poeta de su siglo) y que ha sido un gran descubrimiento para mí. 

Estos son algunos versos que cita Sándor Márai de Babits:

 

No es el cantante quien pare la canción

la canción pare a su cantante

(…)

Tal vez no sea gran cosa la muerte 

 

También cita a Cervantes y Don Quijote, la novela más hermosa de la literatura mundial, dice. Y también cita a Borges, cuando se entera de que el escritor ha muerto en Ginebra (donde había elegido morir), dice de él que fue un escritor genial, un talento original de este siglo. 


Conforme a su testamento, las cenizas de Sándor Márai fueron esparcidas en el mar, como hizo él con las cenizas de su esposa. Los dos en el Pacífico. Ninguno de los dos volvió a su patria.


Así es la lectura de mágica. Un libro, el de Millás, me ha abierto las puertas a otros libros y otras realidades. Lo importante son los descubrimientos que hacemos con nuestras lecturas.  Aprovechando que estamos en la semana del libro: los libros son una deliciosa compañía. Hay que practicar este deporte tan sano todo el año :)