Existe un cuarto lleno
de trastos y memoria
en cualquier geografía
de juventud,
donde desembarcan ríos
de palabras
con ojos y latidos
rotundos
como gárgolas
vivientes.
Un lúgubre café preñado de metáforas
por donde transitan
trovadores
y donde el tiempo ha
disipado los rituales de amor,
los preámbulos,
las reuniones a
cualquier hora,
las noches
interminables de besos y bebidas,
la mezcla de olores y
de sexo…
Y hay un lugar que
recuerda al paraíso,
un rincón hecho de
rimas,
un lienzo para pintar
el fuego
de una vida escondida
en el olvido.
©Pilar F. Bravo
Me encanta esa realidad invisible que tú, haces visible con palabras varadas en lo cotidiano para fraguar lo eterno.
ResponderEliminarMuchas gracias por esas bellas palabras, Voces del Extremo. Verdaderamente, me siento halagada y ojalá "fraguar lo eterno" desde lo cotidiano tenga que ver con ese rincón hecho de rimas que recuerda al paraíso o con ese lienzo para pintar el fuego de la vida... :)
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