como
un eco que sale por la punta de los dedos
entonces
no existo
no
sueño
no
sufro.
En ocasiones, viene la vida
se
filtra a través de los poros
acompaña
a la sangre por todos los rincones
y
cristaliza mi existencia.
En ese momento salgo y recorro los espacios
que
me alejan de las sombras
y
me distraigo en
este parque
de vanidades infinitas.
Pero
dura poco la falacia y atraigo
cual
mosquito
las
humedades de la tierra
la
culpa
la
agonía.
Descubro
que soy un espíritu cansado
y
vuelvo a la ficción
al
eco
a
la noche.
A
la desidia.
© Pilar Fernández Bravo
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