Desde mi ventana la vida es azul;
a veces, las nubes, ruedan hasta ella
con ojos de ogro y fauces abiertas.
Desde mi ventana el mundo es un cuadro
que el viento pintó con ojos de gato.
Detrás, permanezco, del visillo dorado;
del fuego en el pecho, del miedo en el cuerpo…
Desde mi ventana, la vida es azul
como el cielo;
pero detrás, en mi cuarto,
la pared es añil todo el tiempo.
©Pilar Fernández Bravo
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