Levedad
donde yo vivo el orgullo de la encina
proclama al hombre en la dehesa
los robles florecen en invierno
y los pueblos llevan nombres de árboles
donde yo vivo la hierba
crece en llanuras onduladas
y los riachuelos entonan melodías
evocando tiempos de infancia
de memoria cautiva, de vestigios
que exaltan una vida ausente
donde yo vivo hay una magia
que licua la mirada, un hechizo
un dolor sonoro contra el tiempo
un ceder como barco en la frontera
que amaina en los sueños de los otros
los que una vez tuvieron tacto y olfato
y se sentaron a la mesa y comieron
y festejaron antes del diluvio
donde yo vivo, todos los años
vuelven las cigüeñas a los campanarios
y ellos emergen como jirones de niebla.
Cuánto los quisimos, cuánto nos quisieron.
@Pilar Fernández Bravo
¡Es una maravilla! Enhorabuena,Pilar Fernández por la poesía tan hermosa y por el blog tan completo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Puri, por tus palabras. Me alegra que te haya gustado VentanaDielectrica, un honor para mí que visites mi blog. Un abrazo.
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