viernes, 13 de junio de 2014

Entrevista al escritor extremeño Fernando Alcalá Suárez

(Las fotos, que aparecen en esta entrevista, han sido cedidas por Fernando Alcalá Suárez.) 

Fernando Alcalá Suárez


 «Escribo para escapar de Fernando Alcalá»
                         (Fernando Alcalá) 

Conocí a Fernando Alcalá Suárez en un taller literario coordinado por la escritora (y amiga) extremeña, Pilar Galán. Después, nos embarcamos en proyectos comunes, como un blog: 5alas5...  Alguna vez dijo que la palabra escritor le venía grande, pero lo cierto es que el Fernando de hoy es un escritor con mayúsculas: hiperactivo (no para de hacer cosas, además de escribir), viajero, constante, generoso, buen conversador que además es de los que saben escuchar, adora el sarcasmo, la ironía y el sentido del humor porque, dice, ahí está la clave de todo; políticamente incorrecto, muy claro y, por cierto, me gusta esta parte de Fer en la que llama a las cosas por su nombre, sin paliativos; amigo de sus amigos, lector compulsivo, escritor imparable y que disfruta escribiendo, con varios libros publicados, muy entrevistado en múltiples medios, además de prensa y tv; adicto a los chicles de clorofila, gran aficionado a las redes sociales, fanfiction, un poco friki y egocéntrico pero con altas dosis de ternura y sensibilidad; fanático de Harry Potter... Le hubiera gustado ser actor (quién sabe, quizá hagan una película de alguna de sus novelas y se quita esa espinita) y... ¡sigue siendo el mismo de siempre!
Si escribo en google Fernando Alcalá Suárez, me encuentro con más de un millón de resultados… ¿qué vértigo, no? ¡¡Hasta dónde llega la fuerza de un rumor…!! 


Fernando Alcalá Suárez nació en Cáceres en 1980. Es licenciado en filología inglesa y se dedica a la docencia; aunque ahora está en comisión docente, como asesor técnico en atención a la diversidad y programas educativos, en Mérida. Por las noches suele abandonarse a la fiebre de la escritura imaginando personajes e ideas para sus novelas. Es escritor de novelas juveniles y reside en Cáceres.
Su primera novela llegó gracias a una experiencia frenética con el NaNoWriMo (National Novel Writing Month), una experiencia literaria inolvidable y trepidante, que reta a los participantes cada año a escribir una novela en un mes. Le sirvió para dar forma a un libro que sería premiado con una beca a la creación literaria por la Junta de Extremdura; beca que recibió de nuevo en el 2008.
Su actividad en internet es intensa. Mantiene un blog en el que reflexiona sobre la literatura y la vida con gran dosis de ironía. Yo no nací para ser culto es solo un ejemplo de las actividades desarrolladas por un autor cuya voz alternativa y fresca en el panorama literario español tiene cada día más peso.
Lector compulsivo y escritor imparable, aún tiene mucho que decir en el mundo de las letras.





  •     En 2007 publica el relato El sillón en la antología Frescos de la editorial El País Literario.
  •    En 2007, octubre, publica el micro Catastrófico, en la antología A contrarreloj I, ganador de un accésit. Editorial Hipálage.
  •    En la revista Y Latina Nº 3 y Nº 6 publica El verdadero retorno en 2007 y Qué difícil es ser guapa en 2008, respectivamente.
  •     En 2008 gana el VII Certamen Ibérico de Jóvenes Artistas con el relato Un tonto de capirote
  •    En 2009 gana un accésit en el concurso literario Del Amor y otros relatos con el relato Eterno Retorno.
  •     En 2009 publica el relato Vecindario en la antología Refrescos de la editorial El País Literario.
  •    En 2010 la editorial Edelvives le publicó Ne Obliviscaris (no me olvides), su primera novela, juvenil.
  •     En 2011, y con la misma editorial, publicaría la novela infantil Tormenta de Verano.
  •     En enero de 2013quedó finalista del premio HQÑ (editorial Harlequín de novela romántica), con su novela Carlos, Paula y compañía.
  •     En abril de 2013 se publicó su traducción adaptada al público juvenil de Sentido y sensibilidad de Jane Austen (editorial Teide).

           

¿Qué fue antes?¿la verdad o el simple rumor?¿Ne Obliviscaris o Fernando Alcalá?, ¿Fernando Alcalá o Ne Ovbliviscaris? En la Isla de Bran, esto es algo que no parece tener una fácil solución. Pues aquí, las palabras son las que tienen el poder, las que moldean la realidad y las que otorgan fuerza y verdad a una idea, un susurro, un puro y simple... COTILLEO. 
Lo cierto es que Fer no es un rumor, es una enorme y tangible realidad, y eso es lo que yo quiero conseguir hoy con esta entrevista: que podáis conocer la verdadera realidad de Fernando Alcalá.

Fer y Nora, su mascota

Pilar Fernández Bravo.: ¿Quién era Fernando Alcalá antes de ser escritor y quién es hoy?
Fernando Alcalá Suárez.: Ante esto, me gustaría hacer un matiz porque creo que Fernando Alcalá es el mismo antes y después de ser un escritor publicado (incluso aunque haya hablado de sí mismo en tercera persona en la oración anterior). Antes de que, como en mi caso, una editorial internacional te publique una primera novela, tienes ensoñaciones acerca de cómo ese hecho puede cambiar tu vida, claro. A fin de cuentas, que te publiquen una novela suele ser un sueño, ¿no?
Sin embargo, después, cuando ves tu libro publicado y en los escaparates, cuando la gente lo lee, lo comenta… no sé, cuando el libro cobra vida por sí mismo, tú te das cuenta de que sigues sacando la basura por las noches, de que sigues sacando a tu perrita mientras tanto, de que se rompen las cosas de tu casa y tienes que arreglarlas o, peor aún, de que tienes que librarte de las pelusas que hay debajo de la cama.
Sigues siendo el mismo y creo que es bueno seguir siéndolo.
Sobre todo cuando lo que realmente te cambia es la escritura. No la publicación. Son dos cosas muy diferentes.

P.F.B.: Es verdad y lo rubrico, Fernando Alcalá es un mortal; el mismo mortal de siempre, con gran sentido del humor y muy generoso, por cierto, en sus dos primeras novelas publicadas no se olvidó de nadie en el capítulo de agradecimientos y recuerdos. Dime, Fer, ¿te gustaría firmar tus libros con otro nombre?
Fer.: Es algo que me he planteado muchas veces y por muchas razones y supongo que es algo que, al final, acabaré haciendo (si no lo he hecho ya). Es un poco como liberarte de la presión que supone tener un libro en el mercado, sentarte en el sofá y ver desde otra piel lo que le ocurre a tu historia. Además, hay un par de experimentos que me apetece hacer y, al menos uno, pasa por publicar con otro nombre.

P.F.B.: Nos quedamos con las ganas de saberlo, pero todo llegará. ¿Por qué literatura infantil y juvenil? Me consta que tienes otras inquietudes literarias como escritor.
Fer.: Pues es meramente anecdótico, Pilar. La primera novela que escribí era una comedia romántica y me frustré tanto intentando publicarla (yo pensaba que estas cosas eran más rápidas y, fíjate, terminé de escribirla en el 2007 y no se publicó hasta el 2013, cuando quedó finalista de un premio) que, no sé, se me pasó por la cabeza que escribir novela infantil era más fácil. Y me puse a ello aquel verano del 2007 (fecha en la que escribí Tormenta de verano). Qué equivocado estaba. Escribir para niños se me hizo mucho más difícil que escribir para adultos.
En realidad no me detengo a pensar en el género en el que escribo. Más bien, primero se me ocurre la historia y trato de escribir la novela sin ninguna cortapisa. A veces el género puede quitarte alas si eres demasiado consciente de sus… bueno, de sus “generalidades”, como me ocurre a mí.
Yo creo que el tema de los géneros responde más al oficio de agente, de editor o de librero, que son a los que realmente les son útiles ya que son los que tienen que clasificar los libros para hacer su trabajo. No creo que le sean útiles al escritor o, al menos, no me lo son a mí. Yo no me levanto un día y digo: «voy a escribir novela negra». Más bien puede que me levante y diga: «voy a escribir esta historia» y luego resulte que sea negra, con toques circenses o eróticos o juveniles… me gustan los grises y no me gusta casarme con nadie.

P.F.B.: Primero la historia y luego el género. La clave está en tener una historia que contar. Qué te dice 5alas5
Fer.: Normalmente, el oficio de escritor es algo relativamente solitario (ahora, con las redes sociales, un poco menos pero ya iremos a eso luego) y cuando encuentras un grupo afín, de personas a las que quieres, que se alegran y se entristecen contigo, que sientes a tu lado en la lucha del papel en blanco, de la publicación… en el placer de la escritura, de la lectura y, en general, cuando consigues amigos con los que compartes tantas cosas, 5alas5 no puede decirme nada, porque soy yo el que lo dice, al que se le llena la boca al pronunciarlo: 5alas5. Creo que es un vínculo tan especial y a través del cual vivo cosas tan bonitas, que me acompañará siempre.

P.F.B.: 5alas5 es un vínculo especial, como tú dices. Creo que así los sentimos los que habitamos ese planeta… Internet y redes sociales versus Fernando Alcalá. ¿Te condicionan como escritor las redes sociales?
 Fer.: Tengo una relación de amor-odio con las redes sociales. Sobre todo, me sirven para estar al día de lo que hacen los amigos que tengo lejos, los escritores que son amigos y que están lejos y de los que quiero saber. En general, las redes sociales permiten a mi yo-cotilla tener suficiente alimento.
Eso no quiere decir que no las use para dar noticias cuando las hay. Pero sólo eso, si hay algo que quiero compartir lo comparto pero trato de no abusar. Aparecer una y otra vez en el muro de alguien promocionándote si no hay ninguna novedad, si la única novedad que hay es que hoy te has levantado para escribir o que estás en el puesto número equis de las listas de Amazon y demás o si has escrito noventa páginas o dos creo que es algo que no le importa a nadie. Al menos, a mí no. Me parece un poco feo hacerlo. Es como abusar de la confianza, como si yo llamara a tu puerta y me pusiera a venderte enciclopedias. El muro de Facebook de alguien es un espacio personal, su casa en esa red social. Trato de prorrumpir en ella cuando lo considero importante para mí. Si es importante para mí, quien lo siga lo considerará importante. No sé, es lioso, ya me doy cuenta. Ya te he dicho que es una relación amor-odio y ese tipo de relaciones nunca suelen ser fáciles; pero es que le tengo un pánico terrible a la autopromoción, soy malísimo porque siempre tengo la sensación de estar pasándome de la raya y muchas veces, lo sé, me quedo corto pero prefiero que sean otros los que hablen de mí antes de hacerlo yo.

P.F.B.: Te entiendo. Los que se empeñan en la autopromoción tienen el riesgo de hablar solo de sí mismos en las redes sociales. Pero en su justa medida, es lícito promocionar lo que publicas, lo que escribes, un blog… es más, lo veo interesante y enriquecedor. ¿Siempre quisiste ser escritor? Y de ser así quién o qué tuvo la culpa de que se te despertara la vena de escritor.
Fer.: Creo que escritor puede decirse que lo he sido casi siempre incluso sin saber que lo era. Desde pequeño he sido un ávido consumidor de historias en todos los formatos y creo que a eso ha sido siempre a lo que he querido dedicarme profesionalmente. Primero jugué en el instituto con el teatro: se trataba de contar historias a través de tu actuación; pero pronto me di cuenta de que me satisfacía menos de lo que esperaba; como actor estás limitado a las palabras del texto. Sin embargo, como escritor, tienes todo un campo abierto para explorar.

¿Fer? No, no... Tyrion, de Juego de tronos
P.F.B.: Siempre deseaste ser actor y sin embargo es en un papel de teatro cuando te das cuenta de que lo tuyo es la escritura, ese vasto imperio de la mente y que tú manejas tan bien. ¿Qué lecturas recuerdas que te marcaron en el pasado y han tenido que ver con el Fernando escritor y cuáles son las fuentes literarias de las que más has bebido?
Fer.: ¿Todas? Cualquier cosa que lees te marca de alguna manera, para bien o para mal. Igual que no me gusta centrarme en un sólo género para escribir, tampoco lo hago para leer. Me llaman la atención las historias. O el estilo. O cualquier detalle. Eso es lo primero para encender la llama de lo que me gusta leer. Y es algo que me ha pasado siempre. Me recuerdo a mí mismo horas y horas en la biblioteca de Cáceres buscando ese libro que me apetecía leer y que no era capaz de encontrar porque no tenía muy claro cuál era. Otras veces, el chispazo llegaba automático y no había que buscar. Llegó un punto en el que ya me había leído casi todos los libros de la sala infantil y juvenil de la biblioteca y tuve la suerte de hacerme amigo de la bibliotecaria y me acabó regalando libros viejos que iban a quitar de la sección de préstamos y que todavía conservo. También recuerdo ese plan de robo que tracé con mi hermano para robar un libro de Mitología Griega ilustrado de esa misma biblioteca y que, luego, no me atreví a llevar a la práctica.
No sólo te marcan las lecturas (o las no-lecturas, que los libros que dejas de leer por las razones que sean también te marcan) sino que también lo hace lo que te ocurre con los libros o mientras los lees. A fin de cuentas, leer también es vivir, no es un tiempo al margen de la vida.

P.F.B.: Así que eras un auténtico ratón de biblioteca; claro, ahora me explico… Pasaste de ratón a pez. Por aquello de sentirte como pez en el agua con la escritura, porque es tu medio. ¿Cuál es tu literatura favorita, al margen de ser escritor, la que a ti te gusta leer? ¿Cuáles son tus escritores preferidos?
Fer.: Toda. Depende del momento, del tiempo que tenga, de las obsesiones que me martilleen en ese momento. No me quiero casar con ninguna porque, en realidad, no podría hacerlo. Me gusta leerlo todo. Es más: ME GUSTARÍA LEERLO TODO o, en todo caso, probarlo todo y escoger.
Aunque, es cierto, mi escritora preferida es Ana María Matute. Ella engloba muchas de las características del escritor que querría para mí. Pero no es la única. Hay muchos escritores de los que admiro tal o cual cosa y no sería justo citarlos a algunos y dejarme a otros en el tintero. Tengo muy mala memoria para estas cosas aunque, claro, siempre sentiré predilección por la novela inglesa del XIX: Dickens, Austen, Mary Shelley, las Brontë…

P.F.B.: Compartimos el gusto por la novela inglesa. Aunque tu personaje preferido no es inglés, si no me equivoco es la reina Ardid de Olvidado rey Gudú. Una novela llena de fábulas y fantasía que quizá te marcó a tus dieciséis años, cuando la leíste. Y no sé si soy muy atrevida al afirmar que desde entonces Ana María Matute es tu luz de gálibo como escritor. Siempre me estremeció tu lealtad con ella, nunca traicionaste a Ana María Matute. ¿Qué libro estás leyendo ahora?
Fer.: Esta pregunta no puede hacerse en singular porque muy pocas veces estoy leyendo solamente un libro. Si hay alguno que me llama la atención, tengo que leerlo en ese momento o salir a buscarlo a la librería o comprármelo para el kindle. Así que ahora mismo, así, haciendo memoria, estoy leyendo El jilguero de Donna Tartt, El Pasajero de Jean-Christophe Grangé, Tu nombre después de la lluvia de Victoria Álvarez, Técnicas de iluminación de Eloy Tizón, un libro de cuentos (porque, entre mis lecturas, siempre hay un libro de cuentos) que es maravilloso y que recomiendo a todo el mundo y seguramente un par más que ahora no recuerdo.

P.F.B.: Nada en este mundo permanece oculto para siempre, escribe Victoria Álvarez en su dedicatoria, cuando abrimos Tu nombre después de la lluvia… cita que pertenece a Sin nombre de Wilkie Collins (su Piedra lunar me encanta quizá por la estructura de narradores múltiples). Me quedo con el libro de Victoria y con tus buenas dotes como lector que ya las quisiera para mí. Tampoco tú ocultas el gusto por los temas ingleses e irlandeses, con sus tierras de leyendas. ¿Has asistido a talleres literarios? ¿Crees que es importante acudir a ellos para aprender a escribir y estar al día en técnicas y demás vericuetos?
Fer.: Sí que he asistido a talleres literarios y a través de ellos he tenido experiencias estupendas y he conseguido amigos maravillosos. Quizá no aprendí lo que yo esperaba aprender (porque las expectativas deben dejarse siempre en casa) pero sí que aprendí otras que, al final, han resultado más útiles: aprendí a poner nombre a intuiciones que ya tenía, aprendí a ser consciente de mi estilo, a ser humilde, a reconocer talento en los demás, a escuchar, a valorar, a crear un hábito de escritura…

P.F.B.: Cuando le preguntaron al escritor inglés Hanif Kureishi (creo que fue en el festival literario de Bath, en Inglaterra),  si servían para algo los talleres literarios, él contestó que para nada. Pero me ha encantado tu respuesta, bastante más rica que la de Kureishi. Y sí, aprendes técnicas, pero lo más importante son las experiencias. Te iba a preguntar si creías que había que ser buen lector para ser buen escritor, pero ya sabemos que tú cumples ese requisito. Por otro lado ¿qué tipo de libros lees más?
Fer.: No sé si se puede ser un buen escritor si no se es un buen lector; lo que sí sé es que no puedes ser escritor si no eres antes lector. Primero, lees. Luego, escribes. Si no lees, no creo que llegues a escribir nunca.
Leo mucho pero menos de lo que me gustaría. Tampoco tengo gustos definidos al respecto. Leo lo que me apetece sea el tipo de libro que sea. A pesar de mis horarios locos y de mis cien actividades diarias, si hay un día en que no he leído, siento que lo he perdido. Lo mismo me ocurre si no escribo, aunque sea, una línea.

P.F.B.: ¿Qué se puede conocer de Fernando Alcalá a través de sus historias?, ¿te escondes detrás de los personajes y las tramas? y, ¿qué te mueve a elegir un tema?
Fer.: Sinceramente, no sé qué responder a tu pregunta porque, en realidad, creo que escribo para escapar de Fernando Alcalá, no porque no me guste quién soy sino porque siempre he querido ser tantas personas que la escritura es lo único que me permite vivir otras vidas en mi propia piel.
Supongo que subconscientemente te escondes detrás de tus personajes; no sé, si lo hago, no lo hago con conciencia de hacerlo. Lo que sí creo es que uno puede cambiar después de “interpretar” a un personaje en un escrito durante mucho tiempo. A mí me ha ocurrido, además. Adquieres hábitos, formas de hablar y pensamientos y llega un momento que realmente no sabes si estaban ahí, dentro de ti, antes de escribirlos o después.

Con Pilar Galán, a la que él considera su mentora
P.F.B.: José Manuel Caballero Bonald empezó a escribir porque quería parecerse a Espronceda, quizá le cautivó la corta e intensa vida del poeta. Me atrevo a pensar que en tu caso tuvo mucho que ver Ana María Matute (creo que me repito). En realidad es eso, escapar de uno mismo para ser otros y vivir otras vidas. Te entiendo perfectamente. ¿Piensas que, como hombre, tu obra se diferencia de la literatura escrita por mujeres? ¿Hay una literatura de sexos y para sexos?
Fer.: Me gustaría pensar que no y, realmente, creo que no. No creo en la literatura de sexos. No creo que una mujer, por serlo, tenga mayor sensibilidad que un hombre para contar, por ejemplo, una historia romántica o que un hombre, por serlo, sepa contar mejor una historia negra o de terror, que son géneros fuertemente asociados al sexo.
Hombres y mujeres nos diferenciamos físicamente pero no psicológicamente. Aunque resulte una obviedad, somos seres humanos y, como tales, lo que nos diferencia los unos de los otros son nuestras capacidades y pensamientos individuales. ¿Que por ser hombre o por ser mujer y por tus experiencias vividas y por la sociedad en la que habitas tienes más soltura o mayor inclinación por unos temas que por otros? Pues es lógico, pero no porque seas hombre o mujer, sino por la vida que tienes y que has llevado. Y somos tantos en el mundo, hay tantos tipos de culturas y sociedades y tantos llevamos tantas vidas diferentes que es absurdo pensar que el género sexual tenga algo que decir al respecto, la verdad…

P.F.B.: La escritora Rosa López Caseros dijo que la literatura es universal y asexual. Creo que coincidís en este punto; sin embargo, siempre que pienso en ello, tengo mis discrepancias. ¿Crees que escribir sirve de valor catártico? ¿Te enseña algo sobre tu propia personalidad?
Fer.: Quizá, sí. No lo sé a ciencia cierta porque, en realidad nunca me lo he planteado. Creo que en lo que respecta a enseñarme algo sobre mi personalidad quizá el hecho de escribir sí que lo haga, hasta dónde, por ejemplo, soy capaz de llegar para escribir, para alcanzar mis metas… pero no ocurre igual con lo que escribo. Hasta ahora, no he descubierto nada de mí mismo que no supiera de antemano antes de escribirlo.

P.F.B.: Ya sabes que muchos escritores hacen alarde de sus extravagancias. ¿Tienes tú alguna manía a la hora de escribir? ¿Alguna rutina establecida o te basas en la inspiración del momento?
Fer.: La única manía que tengo es, precisamente, escribir. Debido al tipo de vida tan estresante que llevo, no me puedo permitir ninguna otra porque entonces no escribiría. Si ya me cuesta buscar el momento, si encima tuviera la presión de escribir de un modo determinado, sería imposible hacerlo.


P.F.B.: Juan José Millás escribe rodeado de montañas de libros y de cacharros en un cubículo en el ático de su casa, resulta claustrofóbico. Cuando le preguntan si no echa de menos una ventana con vistas al jardín o a la calle, contesta que no, “porque perdería la concentración”. Y tú, ¿necesitas silencio para escribir, música, un lugar establecido donde enclaustrarte?
Fer.: A ser posible, me gusta escribir en casa, en mi rincón, donde tengo los diccionarios, la música que me gusta y la tranquilidad que busco. A veces no es posible así que no es plan dárselas de remilgado y, al final, cuando estoy con una historia, cualquier lugar vale siempre y cuando pueda escribir.

P.F.B.: Todos tenemos un rincón y, además, tú también tienes la disciplina. Igualmente, yo tengo el mío, pero me falta lo más importante. Debo aprender de ti. ¿Vives la soledad del escritor? ¿A quién das a leer tus obras, como lectores, para ver si funcionan?
Fer.: Afortunadamente, no. Mucho antes de escribir mi primera novela ya tenía amigas con las mismas inquietudes que yo. Algunas vivían a miles de kilómetros de distancia pero nos podíamos permitir un contacto diario. Poco a poco, ellas y yo fuimos cayendo en la escritura y, por tanto, podemos gritarnos, consolarnos, contarnos, compartir diariamente todo lo que nos sucede al respecto. Estoy seguro de que si especialmente mi amiga Paz (http://someta.arkanian.net) no hubiera aparecido en mi vida, yo jamás me habría atrevido a escribir mi primera novela.
Es precisamente a ellas a quienes doy mis novelas para que las lean y las corrijan y me comenten y me den collejas y ellas hacen lo mismo conmigo. Escribir a su lado enriquece el proceso de escritura un 200% y lo hace incluso  más disfrutable.

P.F.B.: Me alegra mucho que las tengas a ellas, es un privilegio porque además tienen tus mismas inquietudes. Aunque seguro que si Paz lee esta entrevista, estará de acuerdo conmigo que con ella o sin ella hubieras escrito, igualmente, tu primera novela... y todas las demás. Recordando tus palabras: cuando más disfruto es escribiendo. Pero hablemos de corregir. ¿Cómo es tu proceso de corrección?
Fer.: Largo y tedioso. Hay una parte del proceso de corrección que detesto, que es ese que sucede un par de meses (o seis) después de que terminas una novela y todo te parece lo peor de lo peor y tienes que cambiarlo de arriba abajo.
Después, cuando ya lo has arreglado, me encanta. Sigue pareciéndome lo peor de lo peor pero un poco menos, claro, y me dedico a mejorar la puntuación y a detalles puntuales de vocabulario (me encanta buscar la palabra perfecta) y demás.
Y así puedo tirarme meses. Si no años.
P.F.B.: Te entiendo muy bien, la corrección es la cara menos amable. ¿Alguna vez te has sentido bloqueado, sin ideas? Yo tengo la teoría de que tarde o temprano, le pasa a todo el mundo. ¿Cómo lo has superado?
Fer.: Me ha ocurrido, sí. Pero más que sin ideas, lo que me ha ocurrido es que tenía la idea pero ni la más absoluta pista de cómo abordarla. A veces sabía adónde quería que mis personajes llegaran pero no tenía la más remota idea del camino que tenían que seguir… Siempre hay un momento en el que te bloqueas, de una manera u otra.
Y la solución también varía. A veces es tan simple como cambiar de punto de vista en la novela. O de dejar la novela aparcada y ponerte con otra historia. O de ponerte a limpiar. O de echarte la siesta. O de contarle lo que te sucede a alguien… Hay mil maneras y hay que probarlas todas todas las veces hasta que se soluciona el problema.

P.F.B.: ¿Cuál es tu ambición como escritor? ¿Adónde quieres llegar?
Fer.: Hombre, sería muy feliz si pudiera vivir entre holgada y dignamente de la escritura. Hace poco escuché que uno tenía que dedicarse profesionalmente a aquello que haría gratis. Y creo que es una verdad como un templo.

P.F.B.: En palabras de Eduardo Punset: De mayor seré… lo que me guste. Ojalá consigas vivir de la escritura, todo se andará. Yo lo veo factible. Creo en ti. Ahora, dime, ¿En qué proyecto estás trabajando?
A cuatro manos: dos en Tarragona y dos en Cáceres :))
Fer.: En mi cabeza estoy trabajando en unos cuantos. En la práctica, en dos: una novela a cuatro manos con mi amiga Geòrgia que ha sido una de las mejores y más satisfactorias experiencias de escritura que he tenido nunca y que espero continuar muy pronto porque la novela va en su recta final. También estoy con una novela con tintes eróticos que me está costando más de lo que pensaba en un principio. De hecho, ya he tenido que escribir al editor con la cara colorada pidiéndole que me ampliara el plazo de entrega.

P.F.B.: Con esa novela erótica te conoceremos con un registro distinto al que estamos acostumbrados. La esperamos con ganas. Y, por supuesto, tanto a Geòrgia Costa Villaro como a ti, os deseo mucha suerte con esa novela a cuatro manos. Y hablando de novelas juveniles, ¿crees que los jóvenes leen lo suficiente?
Fer.: Creo que hay jóvenes que leen y jóvenes que no leen. Los que leen, creo que leen mucho. Los que no leen no leen absolutamente nada. Por eso se trata ahora el tema con tanta urgencia, antes la diferencia no era tan abismal. Con todo esto de incluir la lectura en las aulas se ha olvidado una de las características inherentes a la lectura: su carácter de evasión, de tiempo libre, de diversión, de ocio… Hay que volver a encaminarla hacia esa dirección para que los jóvenes que no leen vuelvan a los libros. Precisamente porque los que leen ya lo saben.

P.F.B.: Estoy de acuerdo contigo. No hay punto medio en esto, los que somos profes lo vemos todos los días. ¿Has comprobado si funcionan tus obras? Como experiencia añadida a las que ya posees, te diré que mis alumnos de 6º se engancharon con tu novela Tormenta de Verano. Fueron unánimes al decir que era el mejor libro que habían leído porque les había interesado de principio a fin. Además, fue el desencadenante para que ellos investigaran sobre la guerra civil. Disfrutaron de la historia y aprendieron algo nuevo.
Fer.: Afortunadamente, como he tenido la suerte de que me invitaran a varios centros escolares y a varias ferias del libro por mis publicaciones en literatura infantil y juvenil, he podido comprobar personalmente qué opinaban los lectores de lo que yo había escrito. Los niños y los adolescentes son estupendos en ese sentido: cuando les gusta algo, les gusta hasta la raíz y te lo dicen y te admiran y te escriben cartas y mensajes y te piden consejo. Cuando no les gusta algo, ocurre lo mismo, te lo dicen sin reparos, sin medias tintas. Y eso hace que aprendas mucho.

P.F.B.: Enhorabuena, porque gustar es un éxito y el mayor premio para un escritor. Hablamos del evangelio del triunfo. ¿Qué libro te gustaría escribir?
Fer.: Eres consciente de lo difícil que es esta pregunta, ¿verdad, Pilar? En primer lugar porque podría entenderla como “¿qué libro te gustaría escribir de ahora en adelante?” o ¿qué libro te gustaría haber escrito?”
Desgraciadamente me gustaría haber escrito más libros de los que me gustaría. Hay veces que estoy leyendo algo y tengo que dejarlo por un odio insondable hacia el autor o la autora por lo que ha escrito, por cómo lo ha escrito, por cómo me está haciendo sentir…
En cuanto al libro que a mí me gustaría escribir no sabría responderte. Cada día es uno diferente. Quizá lo que me pasa es que quiero escribir todos los libros que se me ocurran. No quiero dejarme ninguno en el tintero.

P.F.B.: Tienes razón, difícil pregunta; pero creo que tu respuesta es clara, no es que quieras escribir un libro concreto, sino todos los que puedas, lejos de cualquier utopía. ¿Tienes algún consejo para los que desean fervientemente ser escritores?
Fer.: Que lean. Que lo lean todo. Desde la tapa de los cereales hasta los clásicos, pasando la etiqueta del champú, por el Quore, el Qué leer, el Muy Interesante, el periódico del día, la novela más actual, el libro de poesía más profundo…
Que lean todo lo que caiga en sus manos y que a medida que vayan leyendo sepan descartar aquello que no quieren leer y no tengan reparos en dejar a medias.
No hay que leerlo todo pero sí que hay que leer todo lo que uno quiera leer y eso sólo ocurre una vez que uno ha intentado leerlo todo.

P.F.B.: Es el mejor consejo: leer. Háblame de tus libros, publicados e inéditos. ¿Cuál es tu primer libro publicado? ¿Qué sentiste cuando lo tuviste en las manos por primera vez?
Fer.: Mi primera novela publicada fue Ne obliviscaris. Creo que antes de esa novela nunca había disfrutado tanto de escribir un libro. Era exactamente lo que quería escribir. Por una razón muy clara, la quería leer. Estaba deseando saber qué ocurría. Y me convertía en lector y en escritor al mismo tiempo. Estaba enganchadísimo.
Recuerdo el día que me llamó el editor para confirmarme su publicación. Me eché a llorar de la emoción. No porque no esperara la llamada sino porque era el único día en que no la esperaba. Imagínate, me iba al día siguiente de excursión a Edimburgo con mis alumnos y nos habían cancelado los vuelos por huelga así que la llamada que yo esperaba era de la agencia de viajes, no de la editorial Edelvives.
Afortunadamente, justo después recibí la de la agencia y todo se solucionó porque nos cambiaron los vuelos pero imagínate el cúmulo de sensaciones que bulleron por mi cabeza en ese momento.
Y tener el libro publicado en mis manos fue especial, por supuesto, pero ¿sabes qué? Mucho menos de lo que esperaba. Al final, que te publiquen un libro sólo significa que ha terminado su camino contigo, que deja de ser tuyo, que está en manos de los lectores.
Cuando Ne obliviscaris salió publicada yo ya estaba metido en otra novela y cuando me tocaba hablar de ella en las entrevistas y presentaciones me sucedía una cosa muy extraña porque, sí, yo quería hablar de mi novela pero lo que más me apetecía era hablar de la otra, de la que estaba escribiendo, la que ocupaba en esos momentos el ochenta por ciento de mi cabeza.
O mejor aún, si en lugar de hablar de la novela que estaba escribiendo en esos momentos me hubieran dejado tiempo para irme a escribir a mi casa, no lo habría dudado: me habría ido a escribir.
Después han venido otros, Tormenta de verano, Carlos Paula y compañía (con la que quedé finalista del I Premio de Novela Romántica Harlequín HQÑ) y mi traducción adaptada de Sentido y sensibilidad para la editorial Teide. Todos son especiales de una manera u otra porque sientes que uno de los objetivos que te planteas cuando terminas de escribir un libro (porque no me planteo la publicación cuando los escribo en sí) se ha cumplido y puedes dedicarte a otra historia, a otro mundo, a otros personajes…

P.F.B.: Así que Ne Obliviscaris tiene la culpa de tu transformación y transmutación. Sé que elegiste el nombre para tu novela en un viaje a Escocia. Viste el lema en un castillo en el precioso pueblo de Inveraray y que Ne obliviscari significa nunca olvidar. Estoy segura de que el nombre y la portada de tu libro ya son un atractivo añadido. Sin olvidarte de ella, dime, de todos tus libros, cuál es el niño bonito. ¿Y de tus libros inéditos cuál es el más ambicioso?
Fer.: No podría elegir ninguno de mis libros porque cada uno tiene algo especial, bien sea por cuándo lo escribí, por lo que cuenta, por la persona a la que va dedicado, todas a la vez… No sabría elegir.
Eso sí, el libro más ambicioso es el que estoy escribiendo con Geòrgia. Fíjate que empezamos a escribirlo en el 2011 y todavía estamos puliéndolo. Queremos contar tan bien la historia y es tan compleja que no queremos dejar un solo hilo suelto. Y, encima, nos gustaría que fuese una serie de novelas…
En cuanto a las que he escrito a solas, creo que la novela más ambiciosa es Equilátero. Es una buena historia, sé que lo es pero quizá la he escrito muy pronto, sin tener la madurez suficiente ni el estilo apropiado. Ahí está, ahora mismo no sé muy bien qué hacer con ella pero supongo que algún día lo sabré. Quizá esté preparada para salir del cajón y yo no lo sepa ver…

P.F.B.: Sorpréndenos pronto con Equilátero. Tuve la oportunidad de leer el manuscrito hace tiempo y puedo asegurarte que es una buena historia. Dale la oportunidad de salir del cajón. ¿Qué género te gusta más: cuento o novela?
Fer.: Creo que me siento más cómodo escribiendo novela. Es lo que más me gusta hacer. Al cuento le tengo un respeto tremendo. Me gusta mucho leerlo y leo a tan buenos cuentistas que me exijo muchísimo cuando me pongo con uno. A un cuento no le puede ni le debe faltar nada. Y eso es muy difícil de conseguir para alguien tan exigente como yo.

P.F.B.: ¿Sobre qué personaje real te gustaría escribir un libro, y qué personaje te gustaría parir?
Fer.: Esta es fácil: sobre todos los personajes que se me ocurran. No hay un tipo determinado porque los quiero a todos. Y si es un personaje real, creo que por ahora no tengo predilección por ninguno. No sé, esos personajes reales ya han escrito sus propias historias así que no creo que me motivara lo suficiente como para reescribirlas.

P.F.B.: Me encanta porque no le pones límites, tienes la voluntad y la ilusión a flor de piel y, por supuesto, te sobra imaginación. Está claro que lo que más te gusta es escribir. ¿Cuánto tiempo diario le dedicas a la escritura? Prefieres por la mañana o por la tarde… ¿Si no hay constancia no hay escritor, si no hay esfuerzo tampoco? ¿Qué crees que es lo más necesario para ser escritor?
Fer.: Le dedico menos tiempo que el que me gustaría. Soy casi escritor de fin de semana, ya sabes. A veces la vida y el trabajo no te dejan.
Si pudiera mantenerme de la escritura, mi rutina ideal sería levantarme muy temprano, desayunar en condiciones leyendo el periódico, hacer un poco de deporte, darme una ducha y (siendo temprano todavía) ponerme a escribir hasta la hora de comer. Y después de comer, descansar unos veinte minutos y volver a escribir hasta las 8 o así, momento en el que vería a la gente que quiero. Este párrafo podría resumir perfectamente Mi Sueño en mayúsculas.
Y es evidente que la constancia es necesaria para ser escritor. Escribir no es un camino de rosas. Es duro, a veces cuesta, te frustra. Sólo alguien muy constante y con un deseo muy arraigado de escribir puede llegar a terminar algo. Y eso ni siquiera indica que lo termine bien. Tampoco sabría decirte qué es lo más necesario para ser escritor porque a cada uno le funciona algo diferente. Creo que en mi caso ha sido creérmelo, creer que puedo hacerlo y que no se trata de una cosa pasajera.
¡Ah! Bueno, sí. Creo que también es importante saber realmente qué es un escritor y quitarnos de la cabeza muchas tonterías, como esa idea romántica del escritor trabajando a la luz de las velas siendo oscuro y misterioso e inaccesible o la visión del escritor como alguien rico y famoso. Un escritor ha de ponerse detrás de lo que escribe, no delante. El escritor como tal no importa y requiere un ejercicio de humildad que muchos no saben reconocer.

 Alcalá Suárez & Alcalá Suárez
P.F.B.: Una respuesta para tomar nota. ¿Sientes que te apoyan en tu tarea de escribir? y de ser así, quién o quienes te apoyan más…  o sientes que eres un incomprendido por gastar tu tiempo en esto en vez de hacer otras cosas más sociales.
Fer.: Ha costado pero creo que sí. Y digo que ha costado porque el primero que ha tenido que apoyarse he sido yo. Verás, me ocurre una cosa curiosa: cualquier cosa que hago que me produce placer y diversión suelo relegarla. Soy una persona muy exigente consigo misma y trato de mantener mis obligaciones al día. Por tanto, me costó muchísimo comprender que tenía que hacerle un hueco enorme a la escritura dentro de mis obligaciones para no sentirme culpable por estar escribiendo y no hacer otra cosa. Fue un poco complejo pero cuando yo lo comprendí, cuando entendí que no era “estar perdiendo el tiempo” lo demás cayó como un castillo de naipes y todo el mundo supo comprenderlo. Mis amigos y amigas y mi familia saben que cuando escribo, escribo y que es prioritario. Y no pasa nada. Ya no pasa nada.

P.F.B.: Desde luego, el oficio de escritor es muy solitario y requiere constancia. No todo el mundo lo entiende. Me alegra que en tu caso hayas encontrado el equilibrio. Háblame de la publicación ¿Cómo es el proceso de escribir y publicar? Editoriales, espera…
Fer.: En mi caso he tenido mucha suerte porque con mi primera novela escrita (Carlos, Paula y compañía) pude firmar con una agencia literaria en Barcelona y son ellos los que se encargan de proponer mis novelas a las editoriales, de negociar contratos… Yo sólo tengo que dedicarme a escribir y lo agradezco muchísimo.
Tampoco puede sacarse una norma acerca del proceso de publicar, por ejemplo, porque cada novela tiene un recorrido diferente. A lo mejor la escribes y no es su momento para salir al mercado porque no hay mercado, por ejemplo, y al cabo del tiempo resulta que sí hay mercado y no sólo puede salir al mundo sino que queda finalista de un premio importante en su género (como le ocurrió a Carlos, Paula y compañía, por ejemplo).
Lo importante es no tener expectativas y sustituir todas esas expectativas que no debes tener por toneladas y toneladas de paciencia.

P.F.B.: Suerte merecida y que nosotros, tus lectores, agradecemos. ¿Qué libro publicarás próximamente?
Fer.: En principio, si todo sale bien, el año que viene saldrá a la venta una novela erótica que estoy ultimando ahora y que, a falta de un título, tiene tres. Soy malísimo poniendo títulos y hasta que no termino de escribir las novelas no se los pongo.
A veces no se los pongo ni yo sino que son mis amigos los que me ayudan a escogerlo.

P.F.B.: A decir verdad para ser malo con los títulos siempre aciertas. Alguien lo llamó El arte de titular, porque un título ya es una clave interpretativa. Y hablando de claves, te voy a poner en un aprieto: ¿eres políticamente correcto? En política, ¿quién es Fernando Alcalá y qué opina de los tiempos que corremos?
No es lo que parece
Fer.: Soy, por definición, políticamente incorrecto. No me gusta nada la corrección política. Sin embargo, también soy una persona educada y muy consciente de su alrededor; por tanto, sé que no todo puede decirse en cualquier foro o en cualquier lugar. No me callo mis opiniones pero tampoco soy una persona que vaya sentenciando. Me gusta mucho escuchar. Como ya he dicho antes, no me caso con nadie y soy un ferviente admirador de los grises. No hay una verdad absoluta y a mí me gusta empaparme de todas las verdades antes de generar la mía propia. Al mismo tiempo, soy muy pasional de vez en cuando y, si se tercia, pues digo las cosas tal cual las siento; cosa que me ha metido en más de un buen lío y que estoy tratando de adiestrar.
No sabría decirte quién soy en política. Quizá sabría decirte quién no soy pero, al mismo tiempo también sería incapaz. Se juntan en mí dos contradicciones enormes: por una parte, no creo en absoluto en el ser humano porque es fácilmente corruptible por el mero hecho de ser humano y, al mismo tiempo, creo fervientemente en las personas. Ahora mismo, no me siento representado por ningún grupo político. Quizá alguno minoritario pero tampoco. Quizá es que mi concepto de democracia es diferente o incluso equivocado, ¡vete a saber!

P.F.B.: Me gusta tu reflexión. Me parece una reflexión inteligente, que yo comparto, y con la que muchos se van a identificar. ¿Quieres añadir algo a esta entrevista?
Fer.: ¿Con el rollo que te he echado? ¿Todavía tienes ganas de seguir leyéndome? ¡Qué valor! Aunque sí que me gustaría añadir algo y es que, muy pronto, me encantaría que no tuvieras tiempo material para responder tantas entrevistas que te hagan a ti por la enorme calidad y belleza de tus poemarios. Así que, ya sabes, a trabajar y a disfrutar del trabajo.

P.F.B.: Para mí ha sido un placer entrevistarte, un honor tenerte en mi ventana. Vamos... que me ha gustado tu rollo. Agradezco tu valentía al ponerte en mis manos. Gracias por haberme concedido tu tiempo, por tus palabras y por haber compartido tus experiencias y tus reflexiones. Creo que hemos aprendido mucho sobre ti y nos has enriquecido con tus pensamientos. ¡Te deseo toda la suerte del mundo, muchos libros y muchos éxitos! Y, desde luego, muchas gracias por tus palabras sobre mis poemas (ya dije que eres muy generoso), ojalá sea así. Tomé nota del camino que tengo que recorrer, solo con seguir esta entrevista…
Pero, aunque te libero del yugo de las preguntas, no te vas a ir de rositas:


¡HOY ES TU CUMPLEAÑOS!

¡¡FELICIDADES!!

EN PRIVÉ

      Un libro: Un libro de cuentos
Un color: Un azul metálico, grisáceo, como el del mar en los días  nublados
Una ciudad: Londres
Una canción: Una larguísima con muchos movimientos y melodías, para no cansarme
Una película: Un musical
Un recuerdo: Todos los recuerdos felices
Una mascota: La que ya tengo, mi perrita Nora. Y siete vidas para ella
Un coche: Uno que se condujera solo
Una estación: Una estación de tren típicamente victoriana o si se trata  de estación del año, un verano
Un sueño: Uno en el que yo pueda cumplir todos mis sueños y regalarles también sueños hechos realidad a la gente que quiero
¡¡MUCHAS FELICIDADES, FER!! Que tengas un hermoso día y sobre todo, sé feliz. Yo te regalo un sueño, ojalá se te cumpla:
               ♥Que vivas holgada y dignamente de la escritura♥


►Y ahora sí, sopla… 


¡Ne obliviscaris!

2 comentarios:

  1. Pilar: Cada vez te superas más en tus entrevistas con preguntas inteligentes y con enjundia. Y, si las preguntas son inteligentes, las respuestas de Fer no se quedan atrás.Por eso os he elegido como amigos.Enhorabuena a los dos. Y que sigan los éxitos.

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