viernes, 20 de marzo de 2015

Bureau












La mesa donde escribo
se ha convertido en piel,
en una constelación 
de tatuajes y de heridas
como las que dejan la hoja en blanco,
la escasez de palabra
o el duermevela.

Ya no es de madera la mesa,
es de hueso y carne,
de cielo y yerba,
de deseos y sueños.
De madreselvas.

La mesa donde escribo
está hecha de latidos
y ventanas abiertas.

©Pilar Fernández Bravo

miércoles, 4 de marzo de 2015

La forma de las palabras


Hay una forma escondida en las palabras
que dotan a la vida de expresiones desbordadas,
a veces malolientes, como buitres de encinas con la seca,
como rocas moldeadas por un amasijo de huesos con ramas
al borde de la carretera.
Un sol de febrero rodeado de ejércitos de nubes
y de aves que huyen del invierno…

Y hay una hechura de letras bordadas con diseño
que acuñan palabras con ojos vivientes, cargados de olivares,
sierras por donde baja generosa el agua fresca
y se oye el trino de pájaros que anidan en las copas.
Los nombres, no necesito saber de dónde vienen,
ni cómo hablan, ni cómo sienten, ni cómo hieren…


©Pilar Fernández Bravo